Problemas en esta articulación pueden limitar seriamente la capacidad funcional de quien los padece, por el dolor y la incapacidad de movimiento.
Gracias a las rodillas el cuerpo puede alzarse, caminar, correr, agacharse, saltar o girarse. Se trata de una articulación muy compleja, cuyos problemas mecánicos puede estar provocados por diversas causas: desde un golpe o movimiento brusco, que puede causar un esguince o torcedura, hasta la edad, la obesidad, algunas enfermedades reumáticas, usar un calzado inapropiado o la práctica de algunos deportes, como el fútbol o el esquí.
A la hora de hacer deporte, hay que evitar correr de una manera demasiado intensa sin la preparación física adecuada, ya que puede dañar seriamente nuestras rodillas, y lanzarse a recorrer largas distancias sin llevar a cabo un entrenamiento apropiado, que siempre debe ser gradual y acorde a nuestra condición física.
Entre las lesiones y problemas de rodilla más habituales, se halla el esguince, la distensión o desgarro de músculos o tendones, la tendinitis -un dolor en la parte frontal de la rodilla que empeora al subir y bajar escaleras o cuestas-, las lesiones de menisco, posibles fracturas de hueso y la dislocación de la rótula.
Descuidar las rodillas puede conllevar consecuencias muy negativas y molestas, explica Eduardo González Zorzano, experto médico de Cinfa, quien ha elaborado un decálogo para que nuestras rodillas se mantengan sanas por mucho tiempo:
- Presta atención a tu dieta. Tu alimentación debe ser equilibrada y rica sobre todo en vitaminas A, C, D, calcio y ácidos grasos Omega-3. Además, bebe agua en abundancia y rehidrátate tras realizar esfuerzos.
- Controla tu peso. Ten en cuenta que cada kilo de más ejerce aproximadamente cinco kilos extra de presión sobre la rótula al bajar o subir escaleras, y una pérdida de 5 kg disminuye en un 50% los síntomas asociados a los dolores de rodilla.
- Realiza ejercicio, pero con precaución. El ejercicio moderado más recomendable es nadar, pedalear o caminar. Pero siempre debes realizar un buen calentamiento antes de comenzar, y ejercicios de estiramiento y enfriamiento al acabar. Cuando sea necesario, lleva siempre el equipo de protección adecuado como, por ejemplo, las rodilleras.
- Mantén un buen tono muscular. Existen una serie de actividades físicas como la bicicleta -también la estática- o la natación, que te permitirán fortalecer la musculatura, especialmente el cuádriceps, sin sobrecargar las articulaciones. Es mejor evitar los deportes con carrera y salto; y en el caso de decantarse por correr, conviene hacerlo por una superficie lisa y suave como un sendero con césped, en lugar de por cemento.
- Elige el calzado adecuado. Al realizar deporte, tu calzado debe sujetar bien el pie y proporcionar la amortiguación necesaria para la actividad que estás realizando. En la vida diaria, mejor no uses un tacón excesivo o suelas demasiado blandas o desgastadas, porque además de dolor y deformidad en los pies, este calzado puede sobrecargar y dañar las rodillas.
- Recurre a las rodilleras. Las rodilleras son una solución terapéutica muy adecuada para prevenir y tratar las lesiones o dolor en esta articulación. Acude a la farmacia, donde el profesional te orientará acerca del producto más ajustado a tu necesidad, dolor o a la actividad física que vayas a realizar o sujeción que precises. Las terapias de frío/calor también son muy recomendables para aliviar el dolor y las molestias relacionadas con traumatismos, fracturas, distensiones que afectan a la rodilla.
- Cuídate también en los desplazamientos largos. Entra y sal del coche con precaución para proteger tus rodillas y, en los viajes largos -también en el bus, tren, avión-, asegúrate de levantarte cada dos horas para mover y estirar las piernas. Y si trabajas sentado, haz descansos cada hora o realiza pequeños movimientos de piernas para prevenir la atrofia muscular.
- Puedes recurrir a ciertos medicamentos. También los analgésicos, como el paracetamol, y medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como el ibuprofeno son una medida contra el dolor, pero su toma deberá ser siempre pautada por un médico.
- Ve al médico en cuanto sientas dolor. Si comienza a dolerte la rodilla, acude a tu médico cuanto antes, con el fin de prevenir lesiones graves. También antes de realizar deportes de riesgo, sería recomendable que te sometas a un reconocimiento médico para cerciorarte de que tus rodillas se encuentran en óptimo estado. Sigue las indicaciones del especialista en cuanto al tratamiento, farmacológico o no.
- No retomes tus actividades habituales hasta que el médico te lo permita. Por muchas ganas que tengas de volver a hacer deporte o una vida normal, no esperar el tiempo suficiente para que una lesión mejore o para que la rodilla se recupere tras una intervención, aumenta el riesgo de recaída o de futuras lesiones. En ocasiones, además, puede ser necesaria rehabilitación antes de retomar la actividad física.
Fuente: Europapress
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