No somos partidarios de los planes exprés para los resultados a largo plazo y sí lo somos de ponernos en manos de expertos cuando se trata de modificar nuestro cuerpo y nuestros hábitos. Todos los profesionales con los que hemos hablado para este artículo coinciden en que el primer paso si quieres cambiar es ponerte en las manos de los que saben. La nutrición y el ejercicio tiene que ser personalizado y no ir a tu aire, no obstante, estos consejos son fundamentales durante el proceso.
Antes de empezar un cambio de vida y aceptar sus consecuencias, su dureza, el tiempo que se necesita, etc. Hay que evaluar si realmente estamos dispuestos a hacerlos.
La parte emocional es básica, no se trata de empezar esta transición en un momento perfecto y feliz, porque la vida nunca es perfecta. Pero sí deberías plantearte si tienes ganas y te ves capaz.
Isabel Álvarez, psicóloga, cree importante «analizar cuales son las causas de tu sobrepeso: comer habitualmente fuera de casa por motivos laborales o compromisos sociales, pasar mucho tiempo solo con fácil acceso a la comida, la impulsividad a la hora de hacer la compra, hacer pocas comidas pero muy copiosas…».
Encontrarte y saber por qué siempre fallas será el primer paso hacia el cambio.
Antes de cualquier dieta o ejercicio, no es sólo importante pesarse ni saber nuestro índice de masa corporal (IMC), sino también de qué está compuesto nuestro cuerpo.
Puedes pesar 80kg igual que un tío que tenga un 8% de grasa y tú tener un porcentaje bastante superior.
Para saber la cantidad de músculo, grasa, agua, etc… Lo ideal es pesarse en una báscula de precisión tipo Tanita, hay de varios precios con más o menos tecnología. Pero en farmacias, centros deportivos y nutricionales las tienen.
Puedes comprarte una o pagar el estudio aparte en un establecimiento que tenga este tipo de báscula.
Si puedes hacerte también la prueba de la calorimetría para saber cuál es tu metabolismo basal y cuántas calorías quemas en reposo, mucho mejor.
Nieves Jiménez, nutricionista, recomienda no hacer dieta por tu cuenta y siempre ponerte en mano de un experto en nutrición. Pero al ser una transición vista a largo plazo sí que aconseja varias pautas.
– No prohibirte alimentos, sí regular cantidades.
– Reeducarte y no tomártelo como una dieta, es un aprendizaje.
– Empezar poco a poco y no pasar a una pauta drástica de la noche a la mañana.
– Si hay un día o época de flaqueza, vuelve a retomar y aprende a fallar.
– Socializa y ten una comida o cena ‘libre’ a la semana. Sino, no vas a conseguir mantener este cambio en el tiempo y conseguir objetivos.
Lo ideal es ponerte en manos de un profesional del ejercicio físico, el licenciado, Carlos Quevedo, concluye que es fundamental conocer tu estado físico y empezar desde abajo.
Las metas tienen que ser a dos meses vista como mucho y pesarse cada quince días (no obsesionarse es importante). Cuando sepamos nuestra grasa sobrante «primero hacemos un cardio de baja intensidad y lo iremos subiendo en el segundo trimestre, aquí combinaremos entrenamiento de peso ligero con HIIT y luego subiremos carga y ejercicios más específicos para definir músculo».
Dormir entre 7 y 8 horas es básico para la recuperación muscular y física, y descansar entre sesiones.
Carlos cuenta que dejar al menos un día entre sesiones es recomendable. Primero empezar a entrenar dos días en semana, luego tres y en el último trimestre se puede subir a cuatro.
Escuchar a nuestro cuerpo es básico para poder conseguir nuestras metas.
El especialista en ejercicio, Rodrigo Cuarón, insiste en dedicarle siempre diez minutos al final de cada sesión al estiramiento.
Es una parte que nos saltamos muy a menudo por las prisas, pero necesaria para recuperarnos y ganar flexibilidad y movilidad. Así evitaremos lesiones y acortamientos en los músculos.
No se trata de hacer de esto un camino tortuoso, sino placentero aunque haya esfuerzo y sacrificio, necesarios para cambiar de estilo de vida.
No renuncies a ser quien eres, a viajar si te gusta, a cocinar, y en definitiva a disfrutar ese proceso como un camino para sentirte mejor.
A veces, parar en seco en los malos momentos y recordar el por qué lo estás haciendo es muy bueno para coger fuerzas y seguir.
En el entrenamiento, la cocina… No te aísles, si tienes pareja y puedes compartir tu nueva vida con ella, mucho mejor. Los entrenamientos en compañía pueden convertirse en un plan más que hacer con tu chica.
Es otra manera de sudar juntos, ya sabes.
Myriam García, psicóloga especializada en coach laboral y preparación al fracaso, destaca la importancia de aceptar las derrotas o los días malos.
Permítete estar de bajón, no vas a estar los 365 a tope, ni vas a hacer la dieta perfecta siempre. Habrá momentos en los que la vida te supere y no sea tu momento, no puedas moverte del sofá o te comas una pizza como tu cabeza.
El sentido común y la condición humana siempre deben estar presentes para poder aceptarse y lograr lo que queremos.
Fuente: Esquire