A lo largo de nuestra vida nos proponemos varias veces empezar un plan de entrenamiento. Apuntarse al gimnasio o comprarse unas zapatillas para correr son las estrategias más comunes para ponerse en forma. Sin embargo, tras los primeros días, la motivación de la novedad desaparece, y son muy pocas las personas que hacen del deporte un hábito.
Varios factores nos alejan de nuestra meta, no solo la falta de motivación en sí. Encontrar esos puntos débiles, superarlos y motivarnos hará que podamos no solo empezar a hacer deporte sino consolidarlo como parte indispensable de nuestra vida.
Causas de abandono
Una rutina activa conlleva tiempo y motivación. Acostumbrar a nuestro cuerpo a un nuevo hábito y encajarlo en nuestro día a día pasa por varias fases, donde la constancia es imprescindible, pero se presenta con altibajos. Es en estos altibajos donde surgen la mayoría de los abandonos.
¿Por qué no encontramos la motivación necesaria para continuar con la actividad física?
- No nos gusta la actividad. Hacer deporte no es seguir a la mayoría o buscar lo tradicional. La máquina elíptica en el gimnasio o salir a correr pueden no gustarnos.
- Objetivos no realistas. Nos marcamos hacer deporte 5 días a la semana de la noche a la mañana. El deporte empieza poco a poco y con unas metas ajustadas a nuestra realidad.
- Cansancio. Nuestro horario de trabajo puede ser demasiado amplio, por lo que intentar hacer deporte después es una mala idea.
- Falta de tiempo. Actividades dirigidas incompatibles con nosotros o creer que necesitamos un largo tiempo en el gimnasio cada día para ver los resultados.
Motívate para el deporte
Superar la falta de tiempo, olvidarnos del cansancio o encontrar una actividad que nos guste son pasos imprescindibles para empezar a hacer deporte, pero también es imprescindible mantener alta la motivación.
Las siguientes estrategias te harán encontrar la motivación para mantener el deporte a lo largo del tiempo y conseguir los objetivos que te propongas.
1. Siempre con música
Numerosos estudios han evaluado el efecto que tiene la música en el rendimiento deportivo. No solo influye en la motivación para empezar la actividad, sino que aumenta la productividad, obteniendo mejores resultados.
2. Olvídate de hacerlo solo
No es necesario ir siempre con un amigo al gimnasio, pero si nos centramos en sociabilizar durante la actividad deportiva, podremos encontrar nuevas fuentes de bienestar a la hora de hacer ejercicio.
3. Hazlo rutina rompiendo la rutina
Es necesario que, si nos planteamos seguir tablas o hacer ejercicios con máquinas en el gimnasio, vayamos variando la rutina cada dos semanas. Esto tendrá un doble impacto: por un lado, el cuerpo no se acostumbra y, por otro lado, no caeremos en el aburrimiento de hacer siempre lo mismo.
4. Busca el beneficio a corto plazo
Para ver los efectos estéticos del deporte necesitamos que pasen varias semanas. Pero si nos centramos en los beneficios a corto plazo, como la reducción del estrés o el aumento de endorfinas, algo que ocurre en el mismo momento, podremos mantener esa motivación. El foco debe ser el día a día, no el cambio físico que vendrá dentro de tres meses.
5. Evalúa el cambio
Lleva un seguimiento del progreso. Tanto si lo que quieres es perder peso como ganar masa muscular, debes medir los resultados. Es importante hacerlo no solo fijándonos en la báscula, sino a través de mediciones de varias partes del cuerpo.
Siguiendo estas estrategias podremos encontrar la motivación necesaria para crear adherencia al deporte y aumentar el rendimiento, tanto dentro como fuera del gimnasio. Empezar poco a poco y centrarnos en los cambios diarios nos ayudará a mantener un estilo de vida saludable a largo plazo.
Fuente: El Periódico