El verano no está cerca, simplemente ¡Ya está aquí! dietas, ejercicios, vida sana… la operación bikini reina por todas partes y quizá te estás planteando cambiar toda una existencia dedicada al sedentarismo por otra que incluya algo de movimiento pero ¿Por dónde empezar?
De momento ya has dado el paso más difícil que es desear un cambio que te lleve a cuidar tu cuerpo y sentirte bien. A partir de ahora ya sólo queda avanzar sin prisa pero sin pausa, teniendo claro que el esfuerzo que vas a realizar es siempre para estar mejor y vale mucho la pena.
Busca motivaciones reales
Puede que lo que te mueva a hacer ejercicio sea lucir un cuerpo 10 este verano, pero si llevas una eternidad sentado frente a un ordenador y empiezas a ejercitarte en junio es muy difícil que lo consigas, por no decir imposible. Esto en el fondo lo sabes, así que también es muy fácil que abandones a la primera de cambio.
Pero ¿Y si en lugar de pensar en el cuerpo perfecto nos planteamos dar lo mejor de nosotros mismos? Quizá para agosto todavía no lo habremos conseguido del todo pero si podemos perder ya algún kilo que nos sobra, tonificar músculos y sentirnos mucho más ágiles y llenos de energía.
Piensa que vas a empezar una carrera de fondo en la que con cada año que pase estarás más en forma, todo lo contrario que te esperaba con una vida sedentaria en la que el cuerpo cada vez está más gastado y estropeado.
No importa la edad que tengas, nunca es tarde (ni pronto) para empezar sobre todo teniendo en cuenta que no sólo te verás mejor, si no que reducirás considerablemente el riesgo de sufrir diabetes, hipertensión arterial, colesterol alto y accidentes cardiovasculares.
Tu corazón necesita que te muevas para funcionar correctamente, pero también tu mente te lo va a agradecer ya que el deporte nos ayuda a liberarnos del estrés y despejarnos.
Un cambio de actitud
Cuando te acostumbras a una vida sedentaria (lo sé de buena mano porque hace unos cuantos años yo también la llevaba) cualquier momento que se pasa de pie o haciendo algo supone un agobio, no ves la hora de poder volver a sentarte otra vez. El cuerpo está eternamente cansado de no hacer nada y cualquier movimiento supone una molestia.
¿Cómo se arregla esta actitud exasperantemente pasiva? ¡Moviéndote! No se trata sólo de hacer ejercicio si no de empezar a cambiar tu estilo de vida al completo, activando tu metabolismo y aprovechando cada instante para disfrutar de tu cuerpo en marcha.
¿Coges el coche hasta para ir a una cafetería que está a tres manzanas de tu casa? Ha llegado el momento de que lo dejes aparcado durante un tiempo. Olvida también el metro y el autobús y siempre que las distancias te lo permitan intenta ir andando a todas partes, si no el recorrido completo al menos una parte.
Empieza a subir y bajar escaleras, en casa, en la oficina y en cualquier lugar. A partir de ahora hazte la idea de que los ascensores han dejado de existir o si lo prefieres que son tu peor enemigo ¡No les dejes vencer!
Si vas a pasarte un buen rato hablando por teléfono mejor ponte de pie y camina mientras, cuando estés en un bar cede tu asiento a otros y si pasas muchas horas sentado en el trabajo levántate de vez en cuando para estirar las piernas y moverte un poco. Aprovecha también cuando saques a pasear al perro para llevarlo al parque, la playa o algún espacio libre que tengáis cerca donde puedas jugar y correr con él, mientras le lanzas la pelota.
¿Tienes niños? (los sobrinos también valen) Dedica un tiempo a la semana, aunque sea corto para jugar al baloncesto, al fútbol, a pillar… no sólo estarán encantados y te pondrás en forma si no que también les estarás educando para que de adultos lleven una vida más sana.
Hay muchos momentos del día en los que puedes decidir entre quedarte en el sofá o caminar, dar una vuelta en bici, bailar, limpiar el coche a mano… Lo principal es que empieces a dejar de ver estar activo como una pesadez y lo identifiques como lo que es, un privilegio que podrás aprovechar cada vez más porque tienes una salud y un cuerpo que te lo permiten.
Ya estoy decidido y en marcha ¿Por dónde empiezo?
Es recomendable que leas y te informes sobre las diferentes técnicas, rutinas etc. para que puedas elegir qué deporte quieres practicar en función de tus gustos y objetivos.
Si necesitas perder bastante peso y partes totalmente de cero puedes empezar por caminatas a paso ligero de unos 30/45 minutos, unas tres veces a la semana. Pasados los primeros 20 días si estás cómodo ya puedes comenzar a practicar algún deporte aeróbico como correr, spinning, elíptica o incluso aeróbic.
Recuerda siempre, sin prisa pero sin pausa. No se trata de agotarse hasta no poder más para recuperar el tiempo perdido, si no de ir acostumbrando nuestro cuerpo y avanzar progresivamente.
Si lo que quieres es ganar masa muscular, entonces puedes iniciarte con un circuito de tonificación en el gimnasio de los que duran unos 15 minutos y a partir de ahí ir cogiendo con el tiempo más peso o añadiendo otras rutinas.
Lo ideal, en la medida de tus necesidades, es que combines ejercicio aeróbico y tonificación, ya que juntos te ayudarán a perder peso evitando la flacidez muscular.
En nuestro especial cuerpo en forma te daremos durante estos días pautas que te servirán para cuidarte tanto por dentro como por fuera, pero ahora que has acabado de leer este post ¿Qué tal si te levantas y empiezas desde ya a moverte un poquito?
Fuente: Tendencias Hombre
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