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Qué ocurre al hacer flexiones diarias

Qué ocurre al hacer flexiones diarias

En Internet está ganando popularidad una prueba de fitness cuya meta es hacer 100 flexiones todos los días durante un mes. Dicen que esto ayuda a ponerse en forma rápidamente, ganar masa muscular y, en general, sentirse mejor. No lo creía. Por lo tanto, por supuesto, decidí probarlo yo mismo y ver cómo mi cuerpo cambiaría, si es que cambiaba.

Cuento lo que pasó especialmente para Genial.guru.

Es importante tener en cuenta que cualquier experimento sobre tu cuerpo requiere del asesoramiento de un experto

Por lo tanto, a pesar de que alguna vez practiqué deportes, hablé con un entrenador físico que me contó sobre las reglas principales que ayudan a lograr el resultado deseado.

  1. No tienes que hacer dieta. Sin embargo, para cambiar algo, no debes abusar de una comida alta en calorías y dañina.
  2. Antes de comenzar con el entrenamiento, es importante calentar el cuerpo. Si el músculo no está caliente, es fácil de dañarlo.
  3. Se puede comenzar con la cantidad máxima de veces, pero hay que hacerlo de tal manera que no haya mucho dolor en los músculos y las articulaciones. Las series restantes pueden estar divididas en un número conveniente de veces.
  4. La técnica es lo más importante. La espalda debe estar recta, mantener quieta la cabeza, y que los brazos estén al ancho de hombros. Si te resulta difícil hacer flexiones de manera clásica, entonces es posible hacerlas apoyándote en las rodillas.
  5. No te apresurarse. Es mejor hacer flexiones lentamente y con la técnica correcta para que los músculos estén bien desarrollados.

Resultó que la dificultad no estaba en la cantidad de flexiones

Debido al hecho de que no fui al gimnasio por mucho tiempo, en la primera serie pude hacer como máximo 25 flexiones y entre 15 y 20 en todas las demás con descansos de 30-40 segundos. Por no estar acostumbrado durante las últimas series, tenía unos fuertes latidos en los oídos y falta de aliento.

Pero resultó que la principal dificultad no era que 100 flexiones eran muchas para mí, sino que era necesario hacerlas todos los días.

Alrededor de la segunda semana, agoté mis reservas de fuerza de voluntad y comencé a posponer las flexiones para más adelante: por ejemplo, podía recordar hacer el ejercicio recién a altas horas de la noche. Por lo tanto, comencé a ponerme una alarma y hacer flexiones cada vez que tenía un minuto libre.

Fuente: Genial Guru

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